El pH es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución, este nos indica la concentración de iones hidronio [H3O]+ presentes en determinadas disoluciones.
Entre más fuerte es un ácido más alta es su concentración de iones de hidrógeno y entre más débil más baja será su concentración. Hay una gran variedad de ácidos, algunos tan fuertes que pueden disolver componentes de acero y otros tan débiles que son seguros para usar en el cuidado del cuerpo.
Por el lado contrario hay soluciones alcalinas (también llamadas “bases”), entre las más suaves en esta categoría, podemos mencionar algunos medicamentos que ayudan a calmar los trastornos del estómago y entre las más fuertes el hidróxido de sodio que puede incluso disolver el cabello humano.
El ser humano, compuesto de una gran diversidad de sustancias, no está exento de esta escala de pH. Los principales contribuyentes en el balance del pH humano son los alimentos que ingiere, sin embargo las emociones y pensamientos también tienen una fuerte influencia que desata toda una fiesta bioquímica al interior del cuerpo.
Aprendamos un poco más en las siguientes publicaciones.
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El laboratorio que llevamos dentro.
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